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Toda actividad humana tiene su consiguiente impacto en el medio ambiente. Sin embargo, a lo largo de la historia de la humanidad este ha sido muy diferente. Tal y como señala Globalcarbonatlas.org, nuestros ancestros que habitaban el planeta hace 800.000 años apenas dejaban una huella de carbono a su paso, porque su actividad estaba muy ligada a la naturaleza y los océanos regulaban el dióxido de carbono que generaba su existencia.

Ahora, según datos del Banco Mundial, las emisiones de CO2 son de 4,5 toneladas métricas por cápita y año. Unas cifras insostenibles para la salud de nuestro planeta y que han llevado a gobiernos y organizaciones de los cinco continentes a plantear una agenda para que, entre 2030 y 2050, la civilización deje depender de los combustibles perecederos, se descarbonice y avance hacia la plena sostenibilidad medioambiental.

Y para conseguirlo, cada detalle cuenta. Por eso, cada vez más ciudadanos tratan de aportar sus granitos de arena que ayuden a fomentar esa sostenibilidad. Y una de las opciones que está más en auge es la bioconstrucción. De ella queremos hablarte hoy en Culmia. ¿Te animas a conocer todas sus particularidades?

maqueta de un prototipo de bioconstrucción

¿Qué es la bioconstrucción?

Como actividad humana que es, es inevitable que el sector inmobiliario contamine. Actualmente hay 36 ‘megalópolis’, es decir, ciudades con más de 10 millones de habitantes; por lo que el mercado debe responder a una elevada demanda. Y esto se traduce en un alto consumo energético y en unas emisiones de carbono que suponen cerca del 40 % del total que genera actualmente nuestra especie.

Así, también ha sido uno de los sectores que más en serio se ha tomado este problema y que antes ha sabido plantear soluciones. Entre ellas, la bioconstrucción, una disciplina que nace de la arquitectura con el fin de crear y construir viviendas que estén plenamente integradas con el entorno donde se localicen. De esta forma, trata de entender el funcionamiento de la naturaleza para aprovechar sus virtudes y tener un impacto mínimo sobre el medio ambiente. 

Y aunque ahora está en auge, su inspiración viene de muy atrás, porque antes de que el ser humano utilizara materiales modernos como el hormigón o el acero, las edificaciones se levantaban a partir de materias primas naturales, como la madera, la tierra o la piedra. Las mismas que ahora componen los ecomateriales, conocidos por ser aquellos que, para su fabricación y mantenimiento, tienen un bajo impacto medioambiental, no constituyen riesgo para la salud de las personas y, al mismo tiempo, no comprometen su durabilidad y son rentables económicamente.

Casa bioconstruida

Diferencias entre bioconstrucción y construcción sostenible

Aunque suenen muy parecido, estos términos no significan lo mismo. Veamos:

  • Como hemos visto, la bioconstrucción requiere realizar un estudio previo a la edificación. Este incluye aspectos como el clima, las horas en luz y sombra, el tipo de suelo, la orientación, el viento, etc. La intención es que este permita diseñar una casa con materiales de la zona y que pueda aprovechar todas las ventajas que ofrece la naturaleza con una inversión energética mínima.
  • La construcción sostenible está más enfocada hacia el consumo de la vivienda, porque su objetivo es que el edificio se comporte de la forma menos contaminante posible y, al mismo tiempo, sea lo más autosuficiente posible a nivel energético.

En definitiva, la bioconstrucción persigue la eficiencia energética desde un enfoque más natural: aprovecha mejor las condiciones térmicas y climáticas del entorno para generar un mínimo impacto en el medio ambiente. Mientras que la construcción sostenible busca su equilibrio energético, de forma que pueda funcionar durante largo tiempo sin agotar los recursos o dañar el entorno.

Guía para ahorrar en casa

Ventajas de la bioconstrucción

¿Por qué optar por una arquitectura basada en la bioconstrucción? Aquí algunas buenas razones:

  • Ahorro energético y económico. Al aprovechar los recursos naturales como la luz solar, el viento o la lluvia, sus habitantes lo acaban notando en sus bolsillos. Generalmente, estas casas están capacitadas para obtener energía limpia, por lo que no dependen tanto de una conexión a la red eléctrica. Mientras que sus sistemas de climatización y aislamiento hacen que conserven mejor el calor en invierno y que en verano precisen gastar menos en aire acondicionado.
  • Mayor aprovechamiento del agua. Este tipo de edificaciones son idóneas para vivir en contacto con la naturaleza. Disponer de jardines es más fácil, porque incluyen dispositivos que aprovechan el agua de lluvia para los sistemas de riego; además de para el lavado de la ropa, el funcionamiento del inodoro, etc.
  • Sus materiales son reciclables. Para construir una edificación de este tipo, se utilizan materiales de la zona (piedra, tierra, madera…). Esto garantiza que, a muy largo plazo, los mismos puedan ser devueltos a la naturaleza para completar su ciclo de existencia y regenerarse de forma natural.
Ejemplo de casa con aquitectura de bioconstrucción
  • No comprometen la salud de sus habitantes. Usar materiales que provienen directamente de la naturaleza evita que se usen procesados. ¿Esto qué significa? Que no habrá ni rastro de sustancias químicas o radioactivas que sean tóxicas para el ser humano, por lo que no existirá la más mínima posibilidad de que comprometan la salud de quienes viven allí.
  • Buena sensación térmica. La bioconstrucción es una gran noticia para generar un clima adecuado y crear espacios habitables. La casa estará bien ventilada y fresca en verano, mientras que en invierno la luz solar se encargará de subir la temperatura para reducir la dependencia de la calefacción.
  • Representan el compromiso con el medio ambiente. Este tipo de edificaciones representan un bien común, porque contribuyen a un mundo más sostenible y respetuoso con el entorno. Estamos en un momento en el que el cambio climático es un motivo de preocupación generalizado y apostar por la bioconstrucción es dar un paso muy importante para reducir nuestra huella de carbono

Bioconstrucción: las viviendas del futuro

Por sus características, la bioconstrucción es más fácil de poner en marcha en ciudades y entornos naturales. Pero no es totalmente incompatible con los espacios urbanos, como ya demuestran grandes proyectos de ciudades sostenibles (con Dubài como buen exponente). Por eso, gobiernos y empresas de diferentes partes del mundo ya empiezan a contar con ella para sus nuevos proyectos de edificación, con la firme intención de que las casas del futuro sean más eficientes, ecológicas y cómodas

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